La protección del sol resulta especialmente importante en los niños, tanto por sus efectos negativos inmediatos como los tardíos.
La exposición solar sobre la piel del niño puede originar, con facilidad, enrojecimiento y quemaduras que, si son muy extensas, pueden afectar al estado general con fiebre o náuseas, entre otros síntomas.
Estas quemaduras ocasionales durante la infancia se consideran el factor de riesgo más importante que predispone en la edad adulta a padecer melanoma, el cáncer de piel más agresivo. Existen evidencias de una relación entre las quemaduras solares y la cantidad de exposición solar recibida en la infancia y la aparición en el adulto de melanoma maligno. De ahí la importancia del papel de los adultos (padres, educadores, etc.) y de los grupos de opinión cercanos (profesores, socorristas, etc.) en la difusión de las precauciones necesarias para los niños frente a las radiaciones ultravioletas.
Los recién nacidos y niños menores de 1 año, independientemente de su fototipo, nunca deben ser expuestos directamente al sol cuando el índice ultravioleta es superior a 5. Su piel es muy sensible a las quemaduras solares y hay más riesgo de que sufran un golpe de calor.
En el caso de los menores de seis meses, tampoco hay que aplicarles protector solar (algunos ingredientes pueden ser perjudiciales a esta edad) y se deben limitar los paseos a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar las horas de más radiación.
Los niños mayores de 1 año y los adolescentes no deben superar tiempos de exposición solar de más de una hora, si el índice ultravioleta es mayor de 5, y nunca deben realizar 'baños de sol'. Durante las exposiciones solares, es conveniente llevar ropa que cubra casi la totalidad de la piel, gorra o sombrero y en las zonas que no estén cubiertas, se debe emplear un fotoprotector que ofrezca protección frente a las radiaciones UVB y UVA, resistente al agua y al roce mecánico, especial para niños y preferiblemente que contenga solo filtros físicos, ya que los químicos tienen un mayor riesgo de intolerancias en la delicada piel de los niños
La protección es especialmente importante:
- En niños con piel clara, ojos azules o grises, y que presentan fácilmente fuerte enrojecimiento ante exposiciones solares no muy intensas.
- En niños que presenten desde la primera infancia más de cinco lunares (nevus melanocíticos) de más de cinco milímetros de diámetro. El número de nevus adquiridos también parece estar en relación con el nivel de exposición al sol durante la infancia y adolescencia.