La sobreexposición al sol y los demás excesos del verano afectan de forma directa a la piel. Ahora es el momento de autoexaminarse la piel y visitar al dermatólogo para chequearla en profundidad y descartar cualquier signo de alteración o malignidad cutánea
Quedan atrás las vacaciones, los días de sol, las sensaciones placenteras,… Septiembre es el mes de la vuelta a la rutina y el retorno al orden cotidiano. El inicio del nuevo curso es el momento perfecto para fijarnos nuevos propósitos, entre ellos, que mejor que encontrar un hueco en nuestra agenda para prestar especial atención a cuidar y mimar nuestra piel.
Los expertos de IDERMA aconsejan autoexaminarse la piel al regreso de las vacaciones y programar una visita con el dermatólogo para poder examinar la piel y detectar posibles cambios que hayan podido surgir, y así descartar cualquier signo de alteración o malignidad cutánea. Esta visita será el primer acierto de la nueva agenda tras la época estival y nos ayudará a empezar el curso en las mejores condiciones.
¿Qué le sucede a la piel tras el verano?
Después del verano la piel ha sufrido los “excesos“ cometidos durante las vacaciones. Entre los agentes que más afectan a nuestra piel, el sol lidera sin duda esta lista, pero también hay otros factores que han influido de forma directa sobre la salud de la piel: los cambios de temperatura, el cloro, la sal del mar, la arena, la perdida de humedad, una alimentación desordenada…
Todo ello, provoca una piel postvacacional que se caracteriza por tener un aspecto apagado y sin brillo, poca luminosidad, y en la mayoría de los casos sufrir una importante deshidratación, incluso una pérdida de lípidos. Otra de las consecuencias principales que padece la piel en esta época es el fotoenvejecimiento solar, provocado por el incremento de los radicales libres que aceleran el estrés oxidativo lo que se traduce en arrugas, pérdida de elasticidad, daño celular a los tejidos cutáneos, inflamación, etc. Este envejecimiento solar está marcado sobre todo por una sobrepigmentación, que se traduce tanto en la aparición como en la intensificación de las manchas en la piel. A cada mancha hay que dar una solución. Así una vez el dermatólogo ha descartado cualquier tipo de malignidad, es importante identificar el tipo de manchas e ir al origen (depende si son léntigos solares, efélides, melasma, hiperpigmentaciones cicatriciales o postinflmatorias….). Desde Iderma se estudia y trata cada tipo de mancha con un extenso conocimiento facultativo y científico.
También hay que hacer una mención especial en esta época a los posibles brotes de acné que surgen debido a una hipequeratinización y obstrucción folicular como defensa de la piel ante el sol. Es importante vigilar y prevenir las marcas residuales, así como las cicatrices hiperpigmentadas.
Guía de expertos para el cuidado de la piel postvacacional:
En definitiva, es el momento de redefinir y diseñar una pirámide de salud y belleza para la piel, través de una rutina cosmética médica personalizada que ayude a tratar las necesidades de cada paciente. Desde Iderma te proponemos una serie de rutinas básicas para el cuidado postvacacional de la piel:
- Imprescindible volver a una minuciosa limpieza de la piel, adecuada a cada tipo y necesidad, que debe realizarse cada mañana y cada noche.
- Utilizar productos con una alto contenido en principios activos antioxidantes e hidratantes, regeneradores, transformadores que combatan las finas arrugas, la deshidratación, la opacidad y que promuevan la renovación celular actuando a nivel epidérmico para mejorar la aspecto, textura cutánea, luminosidad… La rutina cosmética a seguir debe estar siempre prescrita por un experto en piel.
- Acompañar la rutina cosmética diaria con tratamientos de choque para dar respuesta selectiva a los problemas de fotoenvejecimento, manchas, acné… empezaremos a optimizar haciendo diana con sustancias activas (retinoides, AHA, factores de crecimiento) que actúen a nivel de la dermis, estimulando fibras elásticas y el colágeno.
- Fotoprotección siempre: el fotoprotector es el mejor antiaging que hay, y debe utilizarse durante todo el año e integrarse en la rutina diaria. La secuencia de uso del fotoprotector siempre tiene que ser: hidratante – fotoprotector – maquillaje. Existen alternativas como puede ser el uso de un fotoprotector con color que ahorrará un gesto, y puede reaplicarse durante el día sin estropear el maquillaje con texturas en brumas.