En los últimos años ha aumentado la incidencia de cáncer de piel.
La buena noticia es que, a pesar del incremento del número de casos de cáncer de piel en España, la mortalidad por esta enfermedad se ha estabilizado. Un hecho que podría deberse a una mayor concienciación por parte de la población respecto a la importancia del diagnóstico precoz.
Por este motivo, desde IDERMA, Instituto de Dermatología Avanzada y servicio de Dermatología del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona (Grupo Quirónsalud), insistimos siempre en la importancia de hacerse revisiones dermatológicas de forma periódica y acudir al dermatólogo ante la mínima duda para descartar la malignidad de cualquier lesión y, en caso de ser así, poder detectarla y tratarla a tiempo.
Como advierte la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), "una mancha de la piel que cambia, puede cambiar tu vida". Por eso es tan importante revisar los lunares, manchas y verrugas, así como cualquier lesión nueva que aparezca en la piel.
Estos chequeos son fundamentales, ya que el dermatólogo es el profesional que mejor conoce y puede orientar sobre las medidas más adecuadas para la prevención del cáncer de piel y cuenta con los medios de diagnóstico más eficaces y fiables para su detección precoz. En IDERMA, además, contamos con una Unidad Especializada en el Diagnóstico Precoz del Cáncer de Piel y en Cirugía Avanzada del Cáncer Cutáneo.
Según datos de la AEDV, la incidencia de melanoma en España es de 9,7 por cada 100.000 personas al año (lo que supone alrededor de 4.000 nuevos casos). Respecto al cáncer cutáneo no melanoma, esta es de 160 casos por 100.000 habitantes al año, siendo 118 carcinomas basocelulares y 42 carcinomas espinocelulares.
Aunque el cáncer de piel es más frecuente en mayores de 50 años, cada vez se diagnostican más casos en personas jóvenes por los hábitos poco saludables de exposición solar intensa en cortos periodos. Así, el principal factor de riesgo evitable para la mayoría de los melanomas es la sobre exposición a la radiación ultravioleta, ya sea natural (radiación solar) o artificial (cabinas de bronceado / rayos UVA).
Obviamente hay factores genéticos que no se pueden modificar, como son el tipo de piel (mayor o menor capacidad para broncearse), tendencia a desarrollar nevus (lunares), y determinadas mutaciones que predisponen a padecer tumores, aun en ausencia de una exposición solar excesiva.
También hay algunos factores de tipo químico como el arsénico, la nicotina o las breas que pueden provocar tumores cutáneos no melanoma.
Asimismo, evitar exposiciones solares excesivas y quemaduras en la infancia y adolescencia es una muy buena medida preventiva, ya que las quemaduras solares en esta etapa de la vida son determinantes de algunos cánceres en la edad adulta.
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