Una vez terminado el verano y a medida que el bronceado va despareciendo, la mayoría de personas empieza a observar en su piel las consecuencias de haber pasado tantas horas bajo el sol.
La aparición de nuevas manchas o áreas de pigmentación y la pérdida de hidratación y luminosidad son algunas de las secuelas más habituales del exceso de radiación ultravioleta y, por ello, motivo habitual de consulta cuando llega el otoño.
Además del sol, debemos tener en cuenta que nuestra piel también suele haber estado expuesta al viento, al cloro de la piscina, la sal del mar y quizás a largas horas practicando deportes al aire libre, haciendo turismo o navegando.
Todo ello hace que sea casi inevitable llegar al otoño con la piel deshidratada, apagada, tirante y más envejecida, por lo que restablecer la hidratación de la piel y devolverle su equilibrio hídrico suele ser la máxima prioridad para conseguir recuperar la belleza y la luminosidad de la piel.
No obstante, en muchos casos, los cuidados cosméticos no son suficientes y es necesario tratar la piel desde la dermis, la capa intermedia de la piel en la que tiene lugar la renovación celular y la producción de colágeno y elastina.
La revitalización cutánea es un tratamiento de rejuvenecimiento que permite recuperar esta hidratación cutánea, a la vez que mejora la calidad y la apariencia de la piel y previene el envejecimiento.
Se trata de un procedimiento con muchos beneficios:
- Se obtienen resultados muy satisfactorios desde la primera sesión.
- Puede realizarse paralelamente o bien complementarse con otros tratamientos de rejuvenecimiento facial.
- Permite la incorporación inmediata a cualquier actividad laboral o social.
La revitalización cutánea, también conocida como mesoterapia facial, consiste en infiltrar dentro de la piel un cóctel revitalizante compuesto por ácido hialurónico, vitaminas, aminoácidos, minerales y antioxidantes que actúan de modo sinérgico para estimular la producción de fibras de colágeno y elastina, bloquear el efecto oxidante de los radicales libres, redensificar la piel y conseguir este efecto reestructurante de la piel.
El ácido hialurónico no solo es un producto altamente hidratante, sino que también es reabsorbible y biocompatible y por tanto, la mesoterapia facial con ácido hialurónico es un tratamiento totalmente seguro.
Por su parte, las vitaminas, los minerales, los aminoácidos y los antioxidantes consiguen potenciar la nutrición, la reparación y la reestructuración cutánea, tanto en la piel del rostro, como en el cuello, escote y dorso de las manos.
La mejora de la calidad y la apariencia de la piel es visible desde la primera sesión y, con la continuación del tratamiento, el cutis recupera de forma natural y progresiva su luminosidad, tonicidad, elasticidad y firmeza. De forma paralela, también se consigue atenuar las líneas de expresión y pequeñas arrugas.
Cada sesión de mesoterapia facial suele durar entre 30 y 60 minutos aproximadamente y, por lo general, se recomiendan entre 3-4 sesiones, aunque este número dependerá de cada caso en particular. Una vez finalizadas estas sesiones, se aconseja 1 sesión de mantenimiento cada 3-4 meses, en función de la calidad y la edad de la piel.
La revitalización cutánea es un tratamiento altamente tolerado, ya que el producto que se infiltra lleva un anestésico local incorporado, la lidocaína. De este modo, se consigue dar más confort y minimizar las molestias al paciente durante el tratamiento.
En IDERMA, contamos con la doctora Raquel Andreu y la doctora Cristina San José, reconocidas especialistas en medicina estética y mesoterapia facial con ácido hialurónico. Puedes reservar aquí para concertar una cita valorativa para un diagnóstico personalizado.